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Mostrando entradas de diciembre, 2020

Día de los Santos Inocentes

  Por Elsa de Ramírez No sabemos con certeza cuántos fueron los niños menores de dos años que murieron en Belén y sus alrededores a manos de los soldados romanos, ordenada por Herodes, hombre cruel, intrigante, temeroso y desconfiado, quien gobernaba Israel por aquellos tiempos. Herodes, tras la búsqueda desesperada por asesinar al Mesías, el cual se confió al enterarse que el recién nacido sería el nuevo rey de los judíos, estaría siendo visitado por los Reyes Magos, a quienes el profeta Miqueas les había dicho “Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren, vienen y me comunican, para ir yo también a adorarlo”.   Guiados por la aparición de una estrella en el Oriente, los magos se dirigieron a Jerusalén y partieron a Belén. Según narra la historia, ellos, en sueños, recibieron la visita de un ángel, quien les ordenó que no contaran nada, y así lo hicieron, después de encontrar al niño Jesús, adorarlo y llenarlo de regalos (oro, incienso y mirra), volvier

El hombre que no conoció la Navidad

  Por Elsa de Ramírez Esta es parte de la vida de un hombre que no conoció la alegría de la Navidad, historia que apareció publicada en la revista Tegucigalpa en 1934 por el escritor León Aguilera. “…Era ceñudo, sus barbas se desparramaban como matorrales y sus ojos eran carbones de odio. Venía aventado por los temporales anónimos, por las tempestades de la miseria. Nadie sabía de dónde. Era un vagabundo, A veces trataba de recordar, pero en ese recuerdo nada había de solemne… De niño no tuvo padres, y si los tuvo, fueron fieras que odiaban al fruto de sus contactos febriles y sudorosos. No era el niño del amor. Se crio en las calles de las aldeas cultivando las escenas de la ira y de rencor que se guardaban entre si sus padres. Era un hogar donde la discordia sentaba sus reales de la mañana a la tarde, donde Dios era ignorado y la oración no salía de la cabaña como una fragancia. Los sentimientos eran filos embotados de hacha herrumbrosa. El corazón era una víscera renegrida,